Desde México Hasta Valencia: Tripping Cool y la Misión de Conectar Corazones a Través del Turismo



Algunas historias empresariales no comienzan con un plan. Comienzan con una necesidad de sentido. A veces nacen de un vínculo o de una intuición que madura con los años. En el mundo del turismo, donde muchas propuestas compiten por atención y visibilidad, algunas eligen moverse en silencio, apostando por lo esencial: la experiencia humana, el aprendizaje compartido, el respeto por el entorno.
En este camino, una propuesta mexicana ha logrado romper fronteras sin perder su raíz. Tripping Cool, fundada en 2012, se ha especializado en diseñar experiencias para cruceristas que van más allá de lo convencional. Desde rutas culturales y encuentros con productores locales hasta recorridos por espacios naturales protegidos, la compañía promueve un turismo de bajo impacto ambiental y alto valor social. Su enfoque une la educación ambiental con la participación activa de las comunidades anfitrionas, lo que convierte cada experiencia en un espacio de intercambio auténtico.
La expansión de Tripping Cool ha sido impulsada por la confianza, por relaciones humanas tejidas con el tiempo y por la convicción de que el turismo puede, y debe, tener un propósito más profundo que el simple entretenimiento. Esta forma de crecer, paso a paso, con cuidado, ha permitido que el espíritu del proyecto se mantenga intacto sin importar el territorio.
En México, solo un pequeño porcentaje de las empresas turísticas logra proyectarse más allá de sus fronteras o incorporar modelos sostenibles de forma real y consistente. De acuerdo con un informe del Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), el 70 % de las micro y pequeñas empresas del sector turístico enfrentan limitaciones para innovar o internacionalizarse, y aún menos incorporan prácticas de sostenibilidad como eje rector de su operación.
Llegar a Valencia no fue una estrategia. Fue una convicción. Había estado en el corazón del equipo desde antes de pisarla oficialmente. Y lo que hace aún más especial este paso es que no se da en solitario: se da junto aPau Jalvo Lleó, un aliado local que más que socio, es familia. Esta alianza no solo facilita la operación logística, sino que garantiza una lectura sensible del contexto local, algo esencial para cualquier propuesta que quiera enraizarse de forma genuina.
Además del enfoque familiar que define muchas de sus experiencias, Tripping Cool ha sabido integrarse con sensibilidad al entorno rural valenciano. Entre sus rutas destaca la visita a huertos de naranjos, donde los viajeros conocen de cerca el proceso tradicional de cultivo de cítricos, uno de los emblemas más representativos de la región. También se incluye un recorrido por una almazara familiar dedicada a la producción de aceite de oliva virgen extra ecológico, galardonado internacionalmente por su calidad, y considerado una piedra angular de la cocina mediterránea por su sabor, pureza y valor nutricional.
Otra experiencia lleva a los visitantes a los campos donde se cultiva el arroz que da origen a la auténtica paella valenciana. Allí no solo conocen el entorno y sus tradiciones, sino que participan activamente en la preparación del plato junto a cocineros locales, compartiendo una comida cargada de tradición, cultura y sabor local.
Estas actividades permiten descubrir una Valencia más íntima, alejada del circuito turístico habitual, y al mismo tiempo generan un impacto directo en comunidades rurales que forman parte esencial del alma del territorio.
En tiempos donde la expansión suele confundirse con ambición, Tripping Cool propone otra narrativa: crecer sin perder la esencia. Cruzar fronteras sin diluir el propósito. Replicar lo que funciona no en formato, sino en fondo. Porque el modelo que los ha traído hasta aquí no está hecho de protocolos, sino de escucha, sensibilidad y compromiso real con las personas que habitan cada territorio.
Más que una escala, Valencia representa una nueva etapa de evolución para Tripping Cool. Un espacio fértil para cultivar la misma pasión que nació al otro lado del Atlántico. Aquí, la empresa busca integrarse, aprender, sumar. No llegar para enseñar, sino para compartir. De hecho, parte del trabajo previo a la apertura ha sido escuchar al entorno: comprender las dinámicas del turismo local, identificar espacios donde aportar y detectar oportunidades para colaborar con actores de base.
Héctor "Kala" Zapata, fundador de la empresa, lo describe sin grandilocuencia: "Tripping no es una visión proyectada al futuro; es una navegación cotidiana". Bajo esa premisa, el crecimiento no es una meta, sino una consecuencia de hacer las cosas con sentido. Y es desde ahí, desde ese centro silencioso pero firme, que este proyecto mexicano ha tocado otros puertos sin dejar de ser fiel a sus raíces.
La apertura en este puerto no marca una llegada, sino una continuidad. Un capítulo que ya venía escribiéndose en pequeños gestos, en conversaciones, en afectos cruzados entre continentes. Es una extensión de todo lo que Tripping Cool representa: turismo como herramienta para conectar, sanar y devolver. También una oportunidad para tejer nuevas redes, para compartir aprendizajes y para abrir puertas a una nueva forma de viajar que privilegia la conexión por encima del consumo.
Esta nueva etapa no es una meta conquistada, sino una continuidad con conciencia. Una forma distinta de habitar el turismo: desde la presencia real, la escucha activa y el compromiso con quienes hacen posible cada trayecto. Porque en el fondo, lo que se extiende no es un proyecto, es una forma de mirar el mundo. Y cuando esa mirada se sostiene en el tiempo, lo esencial siempre encuentra su lugar.