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LIBROS

El sector del libro valenciano se enfrenta al gigante Amazon tras el coronavirus

Sargantana: "Nos hemos convertido en una sociedad de la inmediatez y ahora tenemos que adaptarnos y competir"
ALBA JUAN 2021-01-20
Centro logístico de Amazon. EPDA.
Centro logístico de Amazon. EPDA.

La crisis del coronavirus ha configurado una nueva realidad para muchas empresas. Aquellas que no han desaparecido han tenido que adaptarse a un escenario tecnológico que desconocían, con la presión de la digitalización y la inmediatez que eso implica. Tanto es así que, pese a la situación, el gigante Amazon ha sido una de las pocas entidades en seguir aumentando sus beneficios, concretamente, un 40% en junio del año pasado, hasta alcanzar los 88.910 millones de dólares. También su plantilla, contratando 115.000 empleados más en Europa, como detalla el Informe anual de 2020. En un momento crucial para las pequeñas empresas, Amazon ha cambiado las normas del juego. 

Las librerías son uno de esos comercios locales que se han visto perjudicados: según el Observatorio CEGAL de la Librería de 2019, la tendencia en la venta de libros en España está siendo negativa desde 2017, reduciéndose en un 3,3% al año siguiente. También se observa que han desaparecido el 1,27% de las librerías en un año. Así, estos negocios agonizan en un momento donde cada vez es más difícil ganar a sus competidores en inmediatez. Esta situación no es exclusiva de España ni de la Comunitat Valenciana, como puede observarse tras la declaración de Anne Hidalgo, alcaldesa de París, que a finales del año pasado pidió no comprar en Amazon para evitar “la muerte de las librerías”. 

En busca de la innovación

“Me gustaría que hubiese una alternativa española a Amazon, porque las condiciones que pone para vender en la plataforma son bastante duras. No tienen en cuenta la cadena del libro, por lo que se cargan todo el tejido productivo, y al final eso significa el cierre de comercios”, señala Antonio Alcolea, editor de Olé Libros. Según comenta, aunque las ventas han crecido, este incremento ha sido mucho menos de lo esperado, y muy centrado en ventas online que, como asegura, se han “triplicado”. Así, la pandemia ha acelerado una de las tendencias digitales que ya se observaban en los años anteriores. Según los datos del INE, el gasto por compras online en cultura y ocio representa el mayor porcentaje del consumo por Internet, un 28,6%. 

El problema, según el editor de Olé Libros, no es el precio, pues existen precios mínimos fijados por ley, pero sí destaca la importancia de la inmediatez que cada vez más usuarios demandan. “Lo bonito del sector es que interviene mucha gente, y es muy distinto comprar fríamente un libro que quieres a tener un experto que te lo esté recomendando”, añade Alcolea. Señala que en estos momentos se está intentado realizar una apuesta para contrarrestar el peso de esta multinacional con la página Todostuslibros.com. Se trata de un servicio de compra online en el que el cliente recoge el libro en el mismo comercio. El informe de CEGAL destacaba que en 2019 este portal había conseguido duplicar el número de visitas. “En este proyecto sí que intervienen las librerías, y espero que vaya muy bien”, comenta el editor.

Paz Navarro, CEO de Sargantana, también alaba el nuevo convenio de Todostuslibros, al que define como la forma “de hacer frente a Amazon y las nuevas tecnologías, para que los libreros vendan en 48 horas”. “Nos hemos convertido en una sociedad de la inmediatez, por lo que tenemos que adaptarnos y ser capaces de competir”, señala. Incide en los obstáculos que tiene vender de forma online:  “Correos nos perdía muchísimos libros, cosa que generaba demasiadas incidencias”. No obstante, Sargantana no cierra la puerta a Amazon y señala que en la plataforma “cualquiera puede ser vendedor” cumpliendo unos determinados plazos, “porque si no, te pueden penalizar”. 

“Nosotros intentamos que nuestras ventas se hagan en librerías locales, pero hay gente que quiere aprovechar la comodidad de que le llegue a casa, y no podemos dar la espalda al mercado”, defiende Paz Navarro. Según la CEO, a la editorial no le interesa promocionar sus ventas en Amazon, porque la intención es apoyar a las librerías, pero advierte: “A los comerciantes ya no les basta con subir la persiana, tienes que estrujarte el cerebro para ver cómo atraer al público”. Así, la editorial ha intentado aportar valor con un packaging personalizado, “es otra forma de competir”. Navarro cree que a la larga ambos métodos de compra podrán convivir, “como el libro electrónico y el de papel”. 

“Amazon ha afectado al cierre de muchísimas librerías, aunque esto no es nuevo, ya se veía antes del confinamiento. Los datos decían que, por cada librería nueva que se abría, otras dos cerraban”, apunta Manolo Martí, propietario de la Llibrería Martí en Burriana. “Por una parte, los diferentes partidos políticos no han protegido a las librerías y, por otra, influye el poder de decisión de los clientes”, afirma el propietario. Según Martí, también hay ciertos clientes que son fieles a su librería de confianza y buscan ese asesoramiento.

“También hay muchas cosas que la gente ignora, como que en octubre la Inspección del Trabajo obligó a Amazon a contratar a 4.000 repartidores que eran falsos autónomos, y los sindicatos han puesto muchísimas denuncias”, critica el propietario de la librería.  Algunas de las políticas que, según Manolo Martí, pueden afectar negativamente son la gestión de los libros escolares, la falta de planes lectores, así como el IVA de sus productos. Mantiene que en muchas librerías como la suya están comenzando a ofrecer otros productos “para poder abrirla todo el año”, ya que es un oficio “muy vocacional”. 

“Amazon está contaminando de forma radical el mundo de la logística”, defiende Salvador Raga, director de Vinatea, en referencia a la presión que la plataforma ejerce en la inmediatez. “¿Contra eso quién puede competir?, desde luego una editorial pequeña te digo que no”, lamenta. “Para convencer a los lectores de que es preferible que tengan tus libros en diez días antes que comprar uno de Amazon y tenerlo al día siguiente tienes que ofrecer otras cosas”, añade. Así, en Vinatea su valor añadido reside en las causas sociales a las que apoya con sus ingresos, así como las visitas guiadas por València a aquellos que compren sus libros.

Sin embargo, Amazon ha asegurado que no comentan nada sobre otros comercios, pero que su intención es que “cada vez se lea más y hacer de la lectura un hábito diario” independientemente de dónde sea. “El consumo de libros y la lectura, así como el mercado editorial van evolucionando al mismo tiempo que nosotros lo hacemos y el entorno que nos rodea, y eso definitivamente significa que la digitalización es una realidad”, defienden desde la entidad.

“Nos parece que no se trata de una competencia entre formatos o modalidades de compra”, señalan. Amazon pone el foco sobre la competencia que la lectura hace con el resto de opciones de ocio, asegurando que deben adaptarse a ese nuevo entorno para poder hacerlo, lo que pasaría por  “optimizar precios” y “digitalizar contenidos”. “Desde Amazon apostamos fuertemente por la coexistencia”, apuntan, argumentando que de ese modo los clientes tendrían mayores posibilidades de encontrar lo que desean. 

La lucha por la inmediatez

Este tipo de plataformas ha obligado a muchos comercios locales a seguir este ritmo de inmediatez, pero no solo las librerías tradicionales son las que se han visto afectadas, sino también los grandes comercios de distribución de libros. Es el caso, por ejemplo, de la Casa del Libro, presente en toda España y que a principios de diciembre anunció su convenio con Glovo para el transporte de los productos. Esta plataforma también ha tenido diferentes problemáticas con respecto a las condiciones laborales: a mediados de 2020 el Pleno de la Sala Cuarta del Tribunal Supremo ratificó que los ‘riders’ eran falsos autónomos. 

El convenio entre ambas entidades se materializó en una primera fase en las ciudades de Valencia, Madrid, Barcelona y Sevilla, aunque ahora trabajan en otras 25. El objetivo, según ha informado Glovo a El Periódico de Aquí, es conseguir hacer unas ventas “ultrarápidas” y enviar el libro en menos de 30 minutos. Unos tiempos con los que siguen sin poder competir las pequeñas librerías. 

Según afirma la compañía, la pandemia habría acelerado esta decisión: “Hay usuarios que ya no solo quieren recibir sus pedidos en casa en dos o tres días, como sucede con el E-commerce, sino que buscan recibirlos de forma casi instantánea”.  Según comentan, durante las Navidades este servicio habría acaparado una gran cantidad de clientes para comprar los regalos a través de la plataforma. 

Ante las críticas a este servicio, provenientes sobre todo de trabajadores anónimos de la Casa del Libro, que afirmaron que la librería se estaba convirtiendo en “un supermercado” , dejan pocas opciones: “Cualquier  negocio local puede adherirse a la plataforma, librerías incluidas”. 

Hacia el sello editorial

Amazon lleva tiempo con la cabeza metida en el sector editorial, con una plataforma de autopublicación muy sencilla para aquellos que quieren estrenarse en el mundo literario. Ha continuado ampliando su sello Amazon Publishing y, según los datos de la empresa, más de mil autores independientes superaron los 100.000 dólares en ventas de 2019. No obstante, hay una gran variedad de nuevos autores que pueden ver su historia en el catálogo en muy poco tiempo, y existen reticencias sobre la calidad de estas publicaciones. “Todas las editoriales hacen una valoración y pasan un filtro, por lo que tienen una calidad literaria y unas correcciones, mientras que Amazon no lo hace”, defiende Paz Navarro en referencia a esta intrusión en el sector. 

El alicantino Ismael Santiago ha sido el ganador del VI Premio Literario de Amazon en español, e interpreta la plataforma como una ventana mucho más accesible hacia la escritura: “Amazon me lo ha dado todo”.  “Allí cualquiera puede publicar, y quizás los que nos tomamos esto en serio intentamos romper con el estigma de que autopublicar significa que el libro es peor porque, aunque muchas veces es así, cada vez somos más los autores que decidimos autopublicar antes que estar con una editorial”, defiende. No obstante, también ha alegado que él tiene un equipo de edición freelance, y que existe mucha gente se “lanza a autopublicar” en Amazon sin correcciones, cosa que tilda como “un error”. Por otra parte, alude al importante beneficio económico que obtienen diversos escritores de la plataforma, que puede que no obtuviesen con una editorial. 

Según la multinacional, los autores “tienen el control completo de la obra” en su plataforma, “desde el contenido hasta el precio”. Además, explican que, de manera adicional, existe la opción de publicar la obra en papel. “La autopublicación se ha convertido en una alternativa cada vez más potente”, añaden, destacando que en la web el autor conserva los derechos de autor y recibe “hasta el 70% de las regalías por sus ventas”. 

Lo que desde Amazon definen como una opción “mucho más amplia a precios accesibles” para algunas editoriales como Olé Libros se traduce en una menor calidad para favorecer la cantidad. “Hay gente que tiene posibilidades que en una editorial no tendría, siempre que tenga criterio, porque en la vida no hay una segunda buena impresión para sacar un libro; no se trata de publicar y publicar, sino de hacerlo poco y bien”, incide Alcolea. El editor matiza que en el mundo editorial “hay que cuidar mucho lo que uno saca” para que se conformen catálogos coherentes y de calidad, “ y ese es el trabajo del editor”. “El problema no es que nosotros publiquemos muy lentamente, porque seguramente en un mes o dos contestamos y se pone en marcha el proceso, pero ahora la gente quiere enviar el libro y que a los días ya esté publicado”, puntualiza. 

El gigante Amazon sigue haciendo temblar los pilares de gran parte de los comercios tradicionales que, como defienden algunas editoriales y librerías, deben adaptarse para poder competir y cumplir con los plazos que exigen unos lectores cada vez más ávidos de inmediatez. La pandemia ha acelerado cambios políticos, sociales y sanitarios, pero también unas tendencias de consumo que ponen en un aprieto a todo el sector, cuya cadena de ventas debe mentalizarse para afrontar una transformación que no solo ha venido, sino que ya está aquí. 

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