Una gran cantidad de frentes abiertos dejan a los apicultores valencianos en una situación de asfixia económica
Imagen de archivo apicultura./ EPDA
El sector apícola valenciano lleva tiempo sintiéndose abandonado por las administraciones
y superado por los conflictos
con otros sectores, pero en los
últimos años ha llegado a una
situación límite.
La asfixia económica ha
puesto en pie de guerra a los
apicultores, que el 6 de noviembre abandonarán sus
colmenas para manifestarse:
"Haremos una camionada paralizando el centro de València, para que se den cuenta de
que esto es un atropello", asegura Diego del Valle, representante de la Asociación Regional
Valenciana de Apicultores. Critican que la Conselleria acabe
de anunciar sanciones de hasta 60.000 euros a aquellos que
sitúen su colmena cerca de una
plantación citrícola.
Es uno de los múltiples problemas que arrastra el sector
en la Comunitat, que año tras
año ve disminuir sus producciones. Según los datos aportados por el Ministerio de Agricultura, en 2008 la Comunitat
Valenciana tenía censadas
414.216 colmenas, un número que cae hasta las 352.849
registradas este año. Eso significa la pérdida de más de
60.000 colmenas. "Muchas
empresas de producción han
acabado dejándolo, porque los
que llevamos muchos años podemos tener una capacidad de
absorción mayor, pero los que
acaban de empezar han encadenado dos campañas malas
seguidas", cuenta el representante de ARVA.
Según Del Valle, uno de los
problemas más evidentes ha sido la variación de temperaturas y sequías a causa del cambio climático, que provoca el
agotamiento de las colmenas
por la falta de flores en otoño.
"La abeja es un insecto muy
sensible a los cambios", expone, "y cuando tiene que hacer
frío pero no lo hace, se desubican".
"El cambio se ha visto muy
rápido, y me atrevería a decir
que es exponencial, porque en
los años 90 quizás venía algún
año malo, pero ahora tras uno
malo llega otro peor", lamenta.
Desde ARVA explican que
la respuesta natural a esta disminución de producción sería
una subida en el precio, para
que los trabajadores pudiesen
seguir subsistiendo. Sin embargo, la terrible competencia
con las importaciones genera una tensión en los precios
donde el sector valenciano sale perjudicado. "Se está vendiendo mucha miel traída de
China y otros países sin garantía ninguna, que nos impide pedir precios más altos, ya que
el mayorista tiene su demanda cubierta", defiende el representante.
Además, critica el etiquetado engañoso de las mieles
mezcla, cuyo origen no aparece especificado en porcentajes, pudiendo ser en un 99%
extranjero. "Se supone que esa
ley ya estaba aprobada, pero sigue sin mostrarse en los supermercados", apunta.
La importación extracomunitaria de miel en España ha
crecido a un ritmo precipitado. Si en 2007 las importaciones de miel china eran de 3.294
toneladas, en 2010 superan el
umbral de las diez mil, hasta situarse en las 17.847 toneladas
de miel importadas en 2015.
Lo mismo ocurre con Ucrania,
que parte de las 39 toneladas
importadas en 2007, hasta las
1.420 del pasado año, según el
Ministerio de Agricultura. "A
nivel nacional nos están asfixiando", se queja el representante apícola.
Unas cifras que complican la
situación a un sector con enorme importancia en la Comunitat. "Ha sido una de las comunidades pioneras, por no decir de
referencia, ya que muchas de
Grito de
socorro
en el sector
de la miel
Una gran cantidad de frentes abiertos
dejan a los apicultores valencianos en
una situación de asfixia económica
Apiculores y abejas en
una imagen de archivo.
/ EPDA
las explotaciones apícolas que
se han formado en Huelva o
Extremadura son de valencianos que se han trasladado allí",
argumenta Del Valle. Como señalan los datos de la Conselleria de Economía Sostenible, la
Comunitat genera 5.845 toneladas de miel (Castellón 1041,
Alicante 517 y Valencia 4.292),
es decir, un 19,9% de la producción española.
El último bache, no obstante, apareció hace pocos meses, cuando la modificación de
la ley 6/2003 de Ganadería
ahondaba en el conflicto entre agricultores citrícolas y apicultores.
Según los primeros, la causa de que sus cultivos tuvieran
'pinyolà', un excesivo número
de semillas en las naranjas, era
la polinización cruzada entre
distintos naranjos causada por
las colmenas. La desaparición
de estos insectos polinizadores
se sitúa en medio de un conflicto entre dos sectores muy afectados por la disminución de los
precios agrarios.
DESAMPARO
Diego del Valle defiende que
existen otros factores que alteran los cultivos de naranjos,
como puede ser el viento, y que
se criminaliza a las abejas injustamente, cuando estas necesitan la flor de azahar para
sobrevivir.
Por todo ello, ante el desamparo de la Generalitat, han decidido movilizarse por sus intereses: "Los citricultores están
más organizados y tienen más
fuerza", lamenta. Según Del Valle, este es un problema que llevan "acarreando veinte años",
cuando se lanzaron las primeras limitaciones de 5 km de distancia con los cultivos, aunque
ahora la sanción económica
hunde aún más al sector. "Nos
hemos encontrado que ciertos agricultores han visto colmenas cerca de sus naranjos
y han acabado envenenándolas", declara, "hay una guerra
inmensa entre citricultores y
apicultores".
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